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Las periodistas por Lily Sosa de Newton

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Juana Manso (1819-1875) fue figura descollante del periodismo y la literatura, además de educadora. En 1854 fundó en Buenos Aires su revista  Álbum de Señoritas,  dedicada a las mujeres, donde intentó volcar la experiencia adquirida durante su exilio en Brasil, donde publicaba  Jornal das Senhoras.

Orgullosamente, lo presentaba como «Periódico de Literatura, Modas, Bellas Artes y Teatro» y fue lanzado el 1º de enero de ese año.

Desde el comienzo fue una empresa dificultosa en el terreno económico, si se considera que no había publicidad y que se contaba sólo con los suscriptores. Juana Manso, única redactora, llenaba las páginas con sus trabajos sobre temas diversos y con entregas de su novela  La familia del Comendador, y su situación llegó a ser tan comprometida que en su propia revista ofrecía lecciones de inglés, francés e italiano en casas particulares. Era en verdad un esfuerzo titánico y por fin, con el número ocho, del 17 de febrero, la esforzada Juana se rindió, despidiéndose del que llamó «querido hijo» con palabras dolidas: «Vivió y murió desconocido como su madre lo fue siempre en la región del Plata…».

Más periódicos y más periodistas

La segunda mitad del siglo XIX fue decididamente fecunda en escritoras que buscaban los periódicos para dar a conocer sus trabajos. Después de los mencionados surgieron otros, no siempre dirigidos por mujeres pero sí con preeminencia de redactoras o colaboradoras, que en muchos casos firmaban con pseudónimo pues existía cierto pudor en revelar la identidad, sin duda por temor a las críticas.

En 1864 aparecieron  La Flor del Aire  y La Siempreviva.

El primero era dirigido por Lope del Río, quien aclaraba que estaba dedicado «al bello sexo». Contó con dos redactoras de fuste: Eduarda Mansilla de García -que firmaba «Daniel»-, encargada de la crítica teatral, y la conocida Juana Manso -«Dolores»- de la sección «Modas y comentarios diversos». Eduarda fue conocida en 1860 por  El médico de San Luis,  novela costumbrista. Hermana de Lucio Victorio y sobrina de Juan Manuel de Rosas, llegó a ser excelente escritora y cronista que dejó una obra admirable por muchos conceptos. Escribió en diversos géneros pero en el periodismo se sentía especialmente cómoda. En  El Nacional,  que dirigía Sarmiento, colaboró con frecuencia, y también lo hizo en  El Plata Ilustrado  y otras publicaciones porteñas.

Desaparecido el periódico  La Flor del Aire,  poco después, el 16  de junio de 1864, salió  La Siempre-viva,  su continuador, dirigido por Luis Telmo Pinto y redactado por Juana Manso. Estaba dedicado a «literatura, modas, teatro, bellas artes, crónicas». También se aclaraba que «estaba escrito por señoras». La propia Juana Manso expresaba su programa con sensatas palabras: «No vengo sólo a contraerme a sostener el órgano de la Moda, que es la cultura exterior, sino a crear un órgano de los intereses morales e intelectuales de la mujer…»

DOSSIER Escritoras argentinas del siglo XIX. Coordinadora: MARÍA ROSA LOJO- CUADERNOS HISPANOAMERICANOS 630, 2003, LEER COMPLETO

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