Las leyes de la Naturaleza. Discurso en la Asociación de los Maestros en Cincinati, 12 de agosto de 1858 por el profesor Jhon Young de Indiana. Anales de la Educación Común, 1869

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La naturaleza en todos sus departamentos se halla bajo la operacion de un poder divino, que denominamos ley. Con esta palabra expresamos un curso fijo de las cosas—un órden prefijado bajo el divino proceso. Esta fuerza actúa al interior y en la creacion material, pero nosotros miramos mas allá de la materia hasta su origen divino. Él envuelve en su naturaleza un constante impulso de poder, y asi nos conduce hacia Dios origen de toda mocion. La ley natural actúa, no ciegamente, sino con un plan esquisito, mostrándonos que es el resultado preconcebido de un designio y de una volicion. Las revelaciones de Dios entonces en la ley natural, no son una conclusion distante de encadenadas premisas, sino una exhibicion directa de los atributos divinos del entendimiento humano.

Nosotros reconocemos el poder y la sabiduría de Dios en todas partes de la creacion, en los cielos—en la tierra—en el dilatado y ancho mar—y mas que todo, en nosotros mismos. Debo ahora constatar que lo que parece estraño no es sino natural, que si nuestros ojos estuviesen abiertos para ver la forma material y la gloria del Creador, esto no podria ofrecer una prueba tan llana y conducente de su existencia como la que diariamente está delante de nuestros ojos en la sabiduria de sus obras. No necesito la resurreccion de ninguna cabeza griega encanecida con el nombre de Homero para convencerme que él escribió la Eneida. La mano y el genio y la grandeza poética del autor aparecen en cada linea de su poema. Así tambien, la sabiduría y la presencia Divina aparecen en cada ley operando sobre la materia ó la mente en torno nuestro.

Si no leo estas notas, ó leyendolas no creo en las verdades que derraman, es, locura suponer que la propia abertura de los cielos pueda desvanecer mis dudas. Estudiando las leyes de la naturaleza entonces, debo afirmar que no estamos en contacto con el mundo material solamente sino con el divino y el espiritual. Los movimientos, son movimientos divinos, la sabiduría, que guía es una sabiduría divina, y yo soy privilegiado para ver á Dios, no en un trono con un cetro en la mano, en acuerdo con la ley de concepcion que tenían los antiguos de la grandeza, pero si para verlo en actividad en cada hoja dando fuerza y vibracion a cada latido de la vida animada. Por 5000 años, la tierra ha hecho el giro del sol con cariñosa regularidad. El agua durante ese tiempo, tal vez mucho antes, ha humedecido hasta los últimos puntos, y las frutas han caído de los arboles, y si la mitología merece algun crédito, los mismos dioses han caído siempre de los muros del cielo. Pero hasta los días de Newton, esta tendencia de los cuerpos estaba oculta entre el velo del misterio y rodeada por la sombra del error. Cuando aquel filosofo anunció, por fin la ley de la gravitacion, y determinó la razon del aumento en su fuerza, que mundo admirable no se descortinó á los ojos de los estudiantes modernos. El mundo ha subsistido siglos y siglos sin conocimiento de esta ley, todavía una aceleracion del movimiento cambiarla el poder de la fuerza arruinando la humanidad. Llegase a suspenderse y las montañas se alzarian mas; a favor de esto, mientras las obras de los hombres, ciudades, torres, pirámides, alcanzando las mas altas montañas se trenzarian con estas en un aire de baile. Dejad la fuerza de esta ley en vez de suspenderse, redobla el impulso que hoy tiene. Nuestros campos se volverían panes de plomo pesando 300 ó 400 libras, y despues de redoblados y fútiles esfuerzos abandonariamos desesperanzados el poder de la locomocion. Entonces la sábia de las plantas y de los arboles cesaria de circular, contrarrestada por otra fuerza, que aquella que la comunica á las hojas. La muerte de toda la vegetacion terrestre seria así inevitable, despues de la primer primavera del cambio contemplad aun los desastrozos resultados producidos por cualquier cambio en esta ley sobre las posiciones del caliz vegetal y de la corola, que sea la gravitacion suspendida, y flores durmientes alzarán sus cabezas y el gérmen dejará de recibir el polvo fertilizador. Vice-versa fuese aumentada la gravitacion y las plantas de vaso, volcadas, perderian su agua; los sutiles y delgados tallos se quebrarian bajo el peso de sus flores.

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