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Las escuelas en los Estados Unidos por D. F. Sarmiento. Departamento de Escuelas de New York. 1866

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Diario de Providencia.

Hemos tenido el placer de recibir del caballero Sarmiento, Ministro de la República Argentina miembro de nuestra So­ciedad de Historia, su último libro sobre escuelas públicas, escrito con vigor y solicitud, calidades que ya hemos menciona­do en otra ocasión como características a su pluma; abrigamos la esperanza que ese valioso libro reciba extensa circulación en los países de la América española, los que especialmente se dirige a beneficiar. El autor en un análisis magistral, trazo los efectos de nuestra instrucción pública; nuestros progresos, y demuestra la necesidad que tiene su país de adoptar este sistema de educación para hacer efectivas y radicar sus instituciones. La obra contiene la vida de Horacio Mann; una descripción de varios Institutos Americanos de Instrucción; los beneficios indirectos de la educación, y sus efectos sobre la policía civil del país; una descripción de la escuela Sar­miento; erigida por los esfuerzos del autor en la provincia de San Juan en la República Argentina, cuando era el gober­nador de aquel Estado; y su hermoso discurso ante nuestra Sociedad de Historia de Rhode Island, en el pasado Octu­bre.

Nos agradan los esfuerzos que hacen los estadistas de Sud América, para dar dirección a la educación.

Es la única cosa que les daría la estabilidad de gobierno de que tanto carecen. Libros como este son los que están destinados a romper la continuidad de las ideas Espa­ñolas que extravían la América del Sud, substraen su suelo de recibir los rayos vivificantes del progreso del siglo diez y nueve. Nos sentimos demasiado ligados a la causa de los Esta­dos de la América del Sud, para no ver con placer los esfuer­zos hechos en la miga del desarrollo mental de aquellos países; y por esta razón, esperamos que la obra que hoy tenemos a la vista, será leída y debidamente apreciada allá. Estos esfuerzos educacionistas, siendo mutuos como mutua es la causa proporcionan el cambio de ideas y estrechan los vínculos que nos impelen a conocernos mejor unos a los otros, y en la gran causa de la libertad consecuentemente del progreso humano, a trabajar en más unión. Tenemos una grande obra que elaborar en este mundo septentrional; pero debemos también acometer la empresa de derramar la luz de la educación en toda la superficie de la tierra, para que la superstición y el despotismo, huyan a refugiarse en la ignorancia del pasado, y no en las brillantes auroras del porvenir.

Anales de la Educación Común, Vol. IV, Buenos Aires, Agosto 31 de 1866, Núm. 38.

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