La trayectoria lectora de Juana fue determinante en las elecciones y las opciones artísticas, políticas y educativas que marcaron su vida. Sus lecturas, intensas, vividas, internalizadas con pasión la llevaron a concebir la literatura como un todo, como un absoluto que enlaza historia, filosofía, poesía, teoría y crítica. Es decir, como una literatura que se piensa, se siente, se vive y se produce a sí misma, tal como podemos ver en Las consolaciones, Los misterios del Plata, el oratorio Colón, incluso en el Compendio de historia para las escuelas y en sus escritos en los Anales – “El Clamor de la educación. Décimas a los habitantes de la campaña”, en “Crítica y lisonja”, sus lecturas públicas-, todos disponibles en esta página. Hace de la literatura una forma de vida que la vuelve una heroína romántica, fortalecida y debilitada a su vez por la pasión y el sacrificio hacia los altos ideales, por los cuales vive en conflicto con el entorno, fascinada ante la naturaleza sublime e indómita con la que se identifica, y cuya máxima expresión es la de considerarse una planta exótica que no se puede aclimatar. Estas cualidades hablan de su pasión por el drama, de su vibración de la época en que vive y del tono de su voz en la prensa, fraguada al calor de los acontecimientos políticos de su país, que asocia y con-funde con su propia historia.
Solo así podemos comprender que en 1866, siendo editora de los Anales entregada por completo a la causa educativa, envuelta en polémicas con el establishment, acechada por amenazas, desdenes y críticas, entre libelos, ataques y denuncias públicas, aparezca en una columna del diario La Tribuna del 6 de julio este poema, recientemente hallado:
MELODÍA BÍBLICA
Y no apartes tu rostro de tu siervo por que/estoy atribulado./Oyeme prontamente.
David Salmo LXVIII
Vengo de hablar a Dios en ese idioma,
Que espontáneo revela el sufrimiento
Cuando el llanto á los ojos nos asoma
Es porque hay en el alma algún tormento.
He pedido al Señor en mi oración
Un poco de paciencia solamente
Valor para sufrir resignación
Paz á mi corazón – Calma a mi mente
Nada más le pedí, que a nada más aspiro
Nada busco mi Dios sino tu gracia
Pues me das hasta el aire que respiro.
Tórnase superior á mi desgracia
Y ya que en esta vida transitoria
Hay solo deslealtad é ingratitud
Y es sueño la amistad, vapor la gloria
Estéril la bondad y la virtud
Concédeme Señor el bien que anhelo
Para vivir serena, indiferente
Y fijando mis ojos en el cielo
Pasar invulnerable entre la gente
Juana Manso
Publicado en La Tribuna, 6 de julio de 1866 N°3734