Juana Manso, 146 años de su muerte

Comparte en:

» Querida China:la resignación es una virtud, pero ella, como toda virtud, sólo se adquiere a costa de sacrificio, también yo estoy resignada, pero nuestra súbita separación, me ha producido una crisis moral, que a mi edad, puede determinar un cambio radical. Estoy triste, taciturna, callada y tengo una indiferencia por todo, que solo cede a irritaciones de humor pasajero pero que no son de mi carácter. La ausencia puede y suele consumar cambios inopinados y sin retorno  pasajero.»  (Carta de Juana Manso a Carmen Campero de Gómez del Campo)

Los últimos meses de la vida de Juana Manso fueron amargos, en soledad, con dolor físico y espiritual. La partida y separación de su joven alumna Carmen, con la que había entablado una tierna amistad, la desconsuela.

En su lecho de muerte tampoco la dejan en paz, quieren que abdique de su fe y se convierta al catolicismo para que sus restos puedan ser enterrados en cementerio regido por Iglesia Católica. Claro que no acepta.

Su amigo, el pastor Junor logra que sea enterrada, luego de dos días, en cementerio ingles como extranjera… «Conozco que la época en que vivo, soy en mi país un alma huérfana o una planta exótica que no se puede aclimatar.», le escribía seis años atrás a Mary Mann.

El mismo día y hora de su muerte, Augusto Krausse, anunciaba a los alumnos de la escuela normal, que quedaban desterrados de la escuela la pena y el castigo físico, una causa por la que Juana de algún modo había entregado su vida.

Junor despide sus restos y cuenta que en febrero Juana intuía este dilema tras su muerte y le había expresado: «Viendo los progresos que hace el jesuitismo en mi patria, no puedo menos que temer que tendré, antes de mucho, que buscar un lugar en otra tierra donde dar descanso á mis huesos. Sí hasta ahora tantas persecuciones y aflicciones he esperimentado, ¿qué suerte será la que me reserva el porvenir? Los hombres son indiferentes, y las señoras fanatizadas y rejimentadas por los jesuitas.»

Recordamos a Juana Manso, reivindicando su lucha por los derechos e igualdad de oportunidades de la mujer; la educación universal como base para el desarrrollo de los pueblos y su paz social; la eliminación de los prejuicios sociales, raciales y religiosos; la unidad, asociación y fraternidad como camino para el progreso ineludible de la civilización. todos temas que a mediados del siglo XIX y en boca de una mujer eran un escándalo .

María De Giorgio

 

Te gusto:

Últimas entradas

Categorías

Etiquetas

Últimos Artículos