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Guía de Escuelas-Jardines, Juana Manso, Anales, 1866

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SIGNIFICACION

De la excelente obra de las señoras Elisa Peabody y Maria Mann, voy á tomar las posibles indicaciones sobre las Escuelas Jardines—La Sra. Peabody dirigió durante 15 años una de estas escuelas en Boston, que fueron conocidas un tiempo en Europa, por escuelas de párvulos, y que tan gran modificacion han tenido despues por Frabel, con la aplicación de la enseñanza por objetos de Pestalozzi. La baronesa de Marniholz, y Mme. Van-Calcar en Holanda han sido los aventajados discípulos de Froebel y los ardientes apóstoles de estas escuelas. Mme. Pope Carpantier ha dado lecciones públicas sobre estos métodos en Lóndres y Paris, siendo en esta última capital, el Inspector de estas escuelas.
Una Escuela Jardin, no es como muchos creen un jardin con flores, donde giren los niños bajo glorietas ó latadas; necesitase es verdad un buen patio para recreo, garantido del sol y de la lluvia, y siempre que puedan proporcionarse árboles y enredaderas olorosas será doble ventaja; sin embargo el apodo de jardines, dado á estas escuelas proviene de lo agradables que son á los niños, por los métodos, que difieren tanto de la rutina rancia.
Recordando mis propias impresiones de niña, reconozco que el cambio de temperatura que sufre la infancia es casi insoportable.
Un niño que ha vivido hasta los tres, cuatro ó cinco años en el regazo de la madre, moviéndose á su voluntad, gritado, jugando, comiendo, entrometiéndose muchas veces en todos los asuntos de la casa; habituado á los besos de la madre, á ser el objeto de la atencion de los amigos y de los parientes, un bello dia se le dice vas á ir á la escuela. Le ponen su mejor vestido, le compran una bolsa de cuero, un lápiz, una pizarra y una cartilla, y ahora amiguito á la escuela.
Raros son los niños que no derraman muy amargas lágrimas en esos primeros días.
Entra el pobrecillo, se le designa su asiento, se le señala su leccion, y se le entrega al monitor. Es un mundo enteramente nuevo.
Si se mueve lo gritan, si habla lo retan, si se rie lo apostrofan. La disciplina exige que al entrar á la escuela deje á la puerta la alegria de la níñez y se revista de la fria reserva de los años maduros para no alterar el órden. La tortura no para ahi.
Sin educar sus débiles sentidos debe distinguir las formas de las letras.
Sin habituar sus labiecitos á pronunciar primero, ha de leer.
Su pulso trémulo ha de trazar líneas, ángulos, curbas, con prontitud y regularidad, de lo contrario es clasificado de rudo.
Esta es la conocida historia de muestras escuelas. Entremos ahora á una escuela jardin.
Jardines de Niños se han denominado por su fundador, en vista que el niño es una planta, que tiene su indole particular, su naturaleza propia, y que por lo tanto debe ser cultivado y desarrollado por procederes naturales, del mismo modo que el jardinero cultiva las plantas de un jardin sin prescindir de esas diferencias esenciales cuya categoría ya viene designada por la sabiduría del Creador: Cada planta requiere su especial modo de cultivo y lo mismo sucede con el niño.
Los temperamentos, las procedencias, la organizacion son objetos en que el maestro necesita fijar su atencion para poder gobernar sin violencia y con acierto tanta diversidad de índoles.
No es posible someter á una regla general dos temperamentos opuestos, como por ejemplo el nervioso y el linfático.
No pueden enseñarse del mismo modo dos niños cuyas procedencias serian tan distintas como la opulencia y la miseria. En el primer caso, los alimentos, el vestuario, la diversidad de objetos á que está habituado habrán ejercido inevitable infiuencia sobre su salud y sobre su comprension.
El otro, vice-versa, mal alimentado, mal vestido, criado en la desnudez de la indigencia, comprenderá con ménos facilidad; no solo por la debilidad fisica sino porque nada ha visto que despierte sus facultades comprensivas.
Los jardines de niños, han sido pues concebidos, bajo el plan de la floricultura, y el maestro es el jardinero de la mente.
La educacion de los niños empieza con la vida y en su ensayo hecho en Hamburgo, Froebel hacia venir las nodrizas á su establecimiento con infantes de tres meses para que estas se dirigiesen por sus consejos.
La guía de Froebel dice al comenzar:
“ Educar los niños de pechos, es una arte, y cada arte se funda en la observacion; el amor no es la sabiduría, pero el amor puede ponerse de acuerdo con la sabiduría para obtener un triunfo.
Las madres y las nodrizas mas tiernas, pueden ofender los nervios de sus niños queriendo solo divertirlos. Los presentes ejercicios, fundados en la observacion de una sensibilidad inteligente, se dirigen á divertir sin perjudicar, educando sin vejar.”
Los juegos ideados por Froebel comprenden: 1º desde tres meses de edad hasta un año. Los segundos desde uno á tres años.
Desde esa edad, es que los Jardines de niños son un desideratum, sino una necesidad.
Una Escuela Jardin es una sociedad de niños, una pequeña república infantil, cuyo mentor es la intuicion del Deber, cuya ley es el respeto de sí mismo inoculado desde esa tierna edad. La autoridad moral de los deberes es la gran ley á establecer en una escuela y es esa la gran de obra del maestro.
Algunos maestros piensan que una escuela debe ser una monarquía absoluta, en ciertos países será esa una ventaja; pero no es ménos cierto que el espíritu de las instituciones de un pais, debe inocularse en los hábitos de la niñez desde la escuela. Es aquella la primer sociedad que conoce y si en ella lo habituan á la obediencia ciega, y al interés de la recompensa, todo el resto de su vida necesitará la fuerza para obedecer y la recompensa para obrar el bien.
La idea fundamental de una educacion bien entendida es el deber, la sumision al deber; obrar el bien por el bien mismo. El maestro personaliza no el absolutismo sino la razon, guiando las acciones del niño por la senda estrecha del deber. Para este propósito, su primer maniobra es hacerse amar de sus discípulos, cuando los corazones están en contacto, la mente tambien lo está.
El órden tan esencial, no debe imponerse sinó inocularse por las ocupaciones. Si las ocupaciones son análogas á la edad y simpáticas al gusto, la atencion se absorve y el órden se establese naturalmente. La turbulencia y el desórden son hijos del descontento, del mal estar.
0cupaciones sin atractivo irritan la natural movilidad de la infancia.
Así el Jardin de niños, tiene como medios disciplinarios la música, los ejercicios físicos, en oposicion al silencio y á la inmovilidad de la rutina.
Necesitanse pizarras, lápices, cartas murales coloridas de historia natural, de pesos y medidas, de geografia, de música, de dibujo etc. Una escuela Jardin, no es una escuela primaria yo, sino una escuela para la mocion.
Requiérese igualdad de edades en los alumnos, que pueden ser de ambos sexos.
Las mujeres son los mas hábiles é idoneos profesores de esta clase de escuelas.

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