La anticipación con que sin consentimiento nuestro, se imprimieron los ANALES correspondientes a Enero, nos ha privado de insertar en ese número los documentos oficiales que vienen a robustecer la vida del órgano de la educación, aun en medio de las nuevas vicisitudes porque está pasando el país, lo que no es de extrañar, si recordamos que en vísperas de marchar a campaña el ejército de Buenos Aires, y en medio a la guerra civil de 1859, se colocaba la piedra inaugural de la Escuela Catedral al Norte.
Además de este hecho tan significativo, debido a la solicitud del Sr. Ministro del Culto e Instrucción, han sido puestas en depósito en el archivo de los ANALES, la Enciclopedia Educacionista de Barnard, (obra única en su género) que consta de 17 grandes volúmenes en 8° mayor, de cerca de mil páginas. La Arquitectura de Escuelas, y otras obras selectas enviadas con el propósito de ilustrar la mente de los gobiernos de la República respecto a las escuelas, lo que pone a nuestra disposición para consulta, el resumen de todo cuanto se ha hecho y escrito sobre educación, por todos los educacionistas antiguos y modernos.
Desde este mes, los «Anales» serán publicados por la Imprenta Americana, calle San Martin núm. 120, del Sr. D. Ángel Estrada.
Por el paquete francés de enero, hemos remitido al Sr. Ministro Argentino en Estados-Unidos fondos suficientes para subscribir los «Anales» a la Enciclopedia de Barnard y al Maestro del Massachussets que entre otras hemos considerado más útiles para tenernos al corriente del movimiento educacionista del mundo. El periódico de Barnard recibe informes de todo cuanto se hace o inventa en Europa y Estados-Unidos, y el Maestro del Massachussets contiene lo más selecto que se publica en la Unión.
Son nuestras aspiraciones afirmar la existencia de los «Anales» más allá de los límites que el Creador haya puesto a nuestra vida, porque las grandes ideas no deben personificarse sino momentáneamente, viniendo uno en pos de otro, los continuadores de las propagandas útiles.
Con este propósito, los libros que vamos adquiriendo con nuestro dinero, no llevan nuestro nombre sino solamente: «Archivo de los Anales»: así vienen también los que desde Nueva-York nos envía el Sr. Sarmiento; con ese sistema, llegaráse a formar una biblioteca de libros selectos de la ciencia sobre Educación Popular, y tal vez algún día, los «Anales» de acuerdo con el Departamento de Escuelas, o con el Departamento de Instrucción Pública de la Nación, tengan su oficina especial, su archivo, y una modesta posición social, el editor que venga a reemplazarnos en nuestra tarea.
La marcha de los «Anales» en el año que comienza, nos viene trazada por la mano del Sr. Sarmiento, y lejos de tener rubor en confesarlo, nos gloriamos de seguir las indicaciones de tan sabio y competente director.
«Traducir y narrar» eso nos aconseja, y eso haremos, ese es nuestro programa en 1867.
Pobre, muy pobre es la literatura española, principalmente en esta, materia, es pues un gran servicio traducir códigos, historiar los hechos que han traído los resultados en Norte-América, describir escuelas, traducir métodos, detallar sistemas, sin por eso dejar de meter uno su cucharada de vez en cuando.
El acuerdo de 1858 sobre los «Anales», puesto en vigencia por la actual Administración de la Provincia, hace de este periódico el órgano, oficial del Departamento de Escuelas; en consecuencia solicitaremos del Sr. Jefe de esa oficina, aquellos datos que sea conveniente consignar en los «Anales». Coadyuvado por ambos gobiernos esperamos que su existencia será duradera.
Anales de la Educación Común, Vol IV, Bs.As., febrero 28 de 1867.