Bajo este epígrafe registra un artículo la República del Miércoles, del que voy á ocuparme, corrigiendo algunas de sus ideas erróneas y levantando cargos injustos que se pretenden arrojar sobre el Sr. Sarmiento.
El autor del artículo no tiene una idea clara de la educacion común cuando dice: educación común popular gratuita:
Educacion común es una cosa.
Educacion gratuita es otra.
Establecese la primera creando fondos permanentes inamovibles y contribución de escuelas. Las rentas del fondo de escuelas, costean los maestros tan solo, en algunos estados, y el producido de la contribución se invierte en libros-fuego, reparaciones, etc. Cada estado tiene tierras dedicadas á costear los edificios, independiente del fondo permanente. Los empleados como superintendentes, secretarios, escribientes, visitadores, etc., entran en la lista civil y los paga el estado. Pero la educación la costean, todos para todos.
Educacion gratuita es la que nosotros tenemos, la que tenían antes los Estados Unidos; es decir, escuelas gratuitas para los pobres, costeadas por las rentas del Erario, por él inspeccionadas y dirigidas.
Como se vé, son dos sistemas muy diversos en su estructura económica y en sus resultados.
La educación común, es como si dijésemos, la levadura de la República. Además de la fusión de las clases desde la cuna, es la escuela soberana por su riqueza y proporciones, para el soberano pueblo.
La educación gratuita, es la eterna división de las clases, de la que resulta que el soberano se educa de limosna en aposentos mal sanos y con instrucción deficiente, impropia á habilitarlo al ejercicio de la soberanía.
Común y gratuita -son dos polos y por razón geométrica no pueden unirse jamás.
Lo que la educacion común tiene de gratuita es que una vez recaudada la contribución de escuelas y aglomeradas las demás partidas de la renta, el padre no se ocupa mas de útiles por que todos los encuentra el niño en la escuela.
Sino basta hablar, tampoco basta crear escuelas, sino saber en que condiciones existen esas y las demás escuelas. Es doloroso decirlo, pero tanto bien, hacen las escuelas buenas, como mal pueden hacer escuelas, donde el cuerpo y el alma de las generaciones se atrofia desde la mas tierna infancia, falta de cuidados y de expansion.
Nuestras actuales escuelas, son focos de pestilencia y de ignorancia y acaso muchas, lo son de malos ejemplos y desmoralización, en ese estado de la educación pública el número de escuelas viene a ser indiferente.
El autor del artículo ha parado poco la consideración sobre la materia de que trata, á no ser que no hablara de educacion y de nuestras universidades y colegios nacionales, porque o unas, son restos de la edad media principalmente la de Córdoba y los otros, los colegios nacionales, son establecidos bajo el sistema gratuito con la odiosa beca, eterno germen de humillación. Bajo un sistema de educación común, todo eso tiene que venir abajo.
Vamos ahora á los cargos injustos é inexactos, que se hacen al Sr. Sarmiento en ese artículo; cargos que voy á levantar, no por temor que ellos empañan ni de leve su gloria de hombre científico, sino meramente para no dejarles el gusto á sus desafectos de saborear algo que sea contra él.
Dice la República, hablando de Sarmiento.
“El era opuesto á toda educación normal ó preparacion de maestros.”
“Era opuesto á ello, por que habia fracasado en sus manos, (puede decirse así) la creación de la Escuela Normal de Chile.
“Sarmiento pensaba que con levantar templos á la instrucción común, con adornarlos lujosamente á la manera de los Estados Unidos, bastaría para que los pájaros buenos cantores, queremos decir los excelentes maestros viniesen (y no vengan) á enjaularse de por si en las aulas doradas de las escuelas públicas.”
Es decir que Sarmiento quería maestros que no supiesen su arte? Porque no querria también médicos que no hubiesen estudiado medicina, y marinos que no hubiesen estudiado Nautica? Pero voy á dejarle la palabra al mismo Sarmiento en el Informe de 1858.
Escuelas Normales.
“En todos los países en que la educación pública es una de las primordiales funciones del Estado, la creación de escuelas normales ha sido uno de los primeros pasos dados para la organización de un sistema general de enseñanza.
“No basta para transmitir los conocimientos, poseerlos en alto grado. Hay un arte de enseñar que facilita y asegura el éxito de las tareas: sistemas de organización y disciplina para el manejo de las grandes masas, métodos de enseñanza para la transmisión de ideas; conocimiento de la índole del espíritu humano y de las propensiones y pasiones que se desenvuelven primero en el niño.
“Un maestro debería ser un sábio en el sentido que los griegos daban á esa palabra, por que él tiene en sus manos la masa moldeable de que va á formarse la sociedad: por que él la toca en mas grande escala que el padre de familia en sus individuos y mas de cerca que el gobierno civil en su conjunto. Cuantas luces! Cuanta ciencia de gobernar á los hombres necesita el que así los tienen por centenares bajo su influencia inmediata!
“Las escuelas normales para preceptores tienen por objeto suplir por el arte de la pedagogía á esa ciencia que solo daría en cada maestro una experiencia prolongada.
“Creo sin embargo que no estamos en estado de obtener beneficios de la formación des estas escuelas, que absorverian sumas considerables sin producir resultados en proporcion.
“La experiencia adquirida en Chile á este respecto me ha dado tales convicciones. El alumno que se ofrece á la solicitud del Estado, viene casi á aprender á leer antes de poder recibir una instruccion mas séria; y tres años de estudio no alcanzan á darle lo que necesita para gobernar escuelas, faltándole edad. Despues de colocado en una escuela, el joven alumno de la escuela normal solo suspira por verse libre de las pesadas cargas que se ha impuesto, aspirando á las otras ocupaciones en que espera adquirir y elevarse según la idea que tiene su importancia. En Chile sucedió que una vez educados cierto número de maestros y colocados en escuelas sin edificio adecuado para la planteacion de un sistema, sin los útiles indispensables, sin testos para los diversos ramos, los maestros descendieron á la mezquindad de la escuela que ellos no podían elevar á su altura. La Escuela Normal de Chile se fundó en 1843 y hasta 1853 la enseñanza dada por los alumnos maestros no había salido de los estrechos límites de la educación primaria elementadísima que forma de siglos atrás el programa de la escuela en estos países.
“Afortunadamente en Buenos Aires tenemos elementos para la enseñanza que no se encuentran en Chile fácilmente, hombres instruidos á quienes circunstancias especiales llevan á adoptar la carrera de maestros.
“La formación de la Escuela Superior me ha demostrado lo que ya presentía en mi primer informe, y hoy puedo asegurar que nunca faltará maestro capaz, siempre que haya una escuela competente.
“El Departamento lleva registro de las personas que se presentan á solicitar empleo en las escuelas, y del examen de sus partidas resultan los hechos siguientes:
Han solicitado colocación en las Escuelas Públicas.
Varones………………………………………… 110
Mujeres………………………………………. 8
Han sido empleados por el Departamento:
Varones……………………………………….. 52
Mujeres………………………………………. 4
De unos y otros eran sud-americanos 43
Españoles…………………………………… 36
Italianos……………………………………… 27
Ingleses……………………………………… 1
Franceses……………………………….….. 4
Alemanes…………………………………… 6
De estos había graduados en derecho 2
Con estudios universitarios………. 10
Con diplomas de capacidad como
Maestros………………………………….. 9
Maestros en ejercicio………………. 39
Sin práctica……………………………… 48
De estos quedan en disponibilidad 50.
“Mayor número se consagrará a la enseñanza desde que la importancia moral de la escuela se eleve, como ya sucede, en el concepto público, pero la cuestión de emolumentos no es tan mortificante como la de la humildad de la situación. Haya escuelas que el maestro existe.
“No pienso así con respecto á las escuelas normales de mujeres, y me permitiré insistir en mis observaciones del primer Informe, etc.
Pero veamos todavía lo que dice sobre las escuelas normales den su reciente libro Las Escuelas.
“Nota esplanatoria al Ministro.
“Entrando en terreno mas práctico, me permitiré indicar á V.E. que considero llegado el momento de empezar á crear escuelas normales nacionales. En la época que estuvo en mi mano hacerlo, para solo entonces el Estado de Buenos Aires, tantos eran los maestros salidos de las escuelas normales, y aun de las universidades de Europa, que ofrecían sus servicios que creí profusion vana crear artificialmente lo venia ya creado y tenia á la mano. Presentábaseme además limitado el éxito, en cuanto á la eficacia del medio, como la había experimentado en Chile. Abierta una escuela normal em 1843, ha estado dando su contingente de maestros veinte años, y debo decirlo en conciencia, no me satisfacen sus resultados, sino en cuanto han hecho dar un paso que no me peca por cierto de ajigantado en el mecanismo de las escuelas, y en la mayor competencia de los maestros.
“No ha contribuido á cambiar mi opinion el haber encontrado á mi paso por Chile, que antiguos alumnos de la escuela Normal eran entonces Intendente de Provincia uno, Administrador de Rentas otro, y propietarios muchos; no conservándose en enseñanza sino el mas aventajado de todos por sus conocimientos en la materia; aunque sin ocupar la situación elevada que parecía corresponderle.
“Lo que en Buenos Aires necesitábamos entonces eran maestras, para confiarles la educación en los primeros rudimentos, por la mayor aptitud de su sexo, y la limitación de los salarios. Casi toda la educación común de los Estados Unidos está en manos de mujeres; pero en este propósito encontré dificultades en instituciones tradicionales de Buenos Aires, útiles para los comienzos, embarazoso después, cuando hay necesidad de obrar en gran escala.
Y ni aun siendo Ministro pude, por falta de cooperación de mis concolegas, modificar formas convejecidas, é inaplicables ya.
“Un medio de reparar, en materia de escuelas normales, los defectos de iniciativa de la de Chile, y proveer á las provincias del interior de maestros y maestras competentes que no irán al litoral, seria á mi juicio encargar su planteacion y direccion á uno ó muchos profesores habilísimos y esperimentados que abundan en Nueva Inglaterra, etc.”
Dice otro párrafo:
“Las escuelas normales deben estar en las provincias, á donde han de servir a los maestros, por temor de que en las capitales adquieran ese desenvolvimiento personal, que puede llevarlos á ser un dia intendentes ó administradores de rentas; pero que no es el fin para que fueron preparados.
“Un maestro creerá descender, al ser destinado á una oscura aldea si el punto de partida es Buenos Aires, ó el Rosario”.
Creo dejar desvanecida con las propias palabras de Sarmiento, la acusación de ser opuesto á las escuelas normales, porque en sus manos había fracasado la Normal de Chile
Como se deduce en sus propias palabras, otros han sido los motivos, que lo impulsaban á oponerse á la escuela normal de varones en aquel tiempo en Buenos Aires, porque los hombres como Sarmiento, sin ser infalibles, no están sugetos á los desastres de la mediocridad.
Levantaré este otro cargo.
“Sarmiento pensaba que con levantar templos etc.”
Los dos edificios para escuela construidos en la época de Sarmiento tuvieron por objeto un ensayo práctico de escuelas parroquiales por el sistema de educación común como consta del nombramiento de comisiones, empadronamiento de las manzanas, etc.
Horacio Mann decía el edificio es la escuela-toda la escuela; y ningún hombre que comprenda lo que vale la arquitectura como personificación de las ideas, prescindirá jamás del edifico. Las legislaturas americanas han llevado su solicitud á tal estremo sobre ese punto, que ordenaron y costearon estudios especiales, llegando hoy á construir sus escuelas como un colosal diafragma con todos los aparatos respiratorios.
Que estraño es que el edificio fuese la base de la propaganda de Sarmiento?
Pero tanto reparaba en el pájaro que ponía dentro, que hacia llevar un minucioso registro de los solicitantes como no se ha llevado después, ni se lleva hoy que se reciben pájaros y pájaros de todas castas.
Es muy loable y yo me alegro infinito cuando veo los diarios ocuparse de la educación pública, solo desearía que fuese con el posible acierto, y sin lanzar cargos que pudiendo ser desvanecidos como ahora, acusan poca reflexión por parte del escritor, y en materia tan árdua y delicada, no se dispensa esta calidad que puede relevarse en los debates apasionados de la política: no obstante es una regla invariable darse el tiempo de pensar lo que se vá a decir.
Juana Manso
Ortografía original. Solicitada publicada en La Tribuna el 27 de febrero de 1867. N°3927