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Crítica y lisonja por Juana Manso. Anales de la Educación Común, 1866

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Εl ardor con que nos hemos lanzado en la prensa reprobando aquellas medidas buenas en su escencia, pero inconducentes á producir las reformas radicales que necesIta la instrucción pública, nos ha enalienado acaso mas de un amigo, ha traido sobre nuestra cabeza mas de un anatema privado, ha producido en torno nuestro el vacio de las simpatias de los poderosos.
Τenemos un corazon firme en el sufrimiento, una conciencia recta y una fé profunda e incontrastable en la verdad. Εl fenómeno de la desercion de unos, del desvio de otros, no nos ha admirado, es una consecuencia logica de nuestra sinceridad en medio de una sociedad habituada al incienso de la lisonja y que embriagada por él, adormecida sobre sus mas enormes defectos por el narcótico de ese veneno, ha tomado la verdad en horror y perdido el gusto de los manjares austeros de la sinceridad.
Νo es estraño que en medio de este concierto universal de ditirambos y de encomios, nuestra voz disuene como un instrumento ronco, y nuestro lenguaje parezca descomedido y falto de la pulcritud social, pero las almas republicanas nunca se han prostituido al oficio de cortesanas, ni la verdad, hermosa en su manifestacion, divina en su origen, puede parecer suave jamas á los que nadan en la atmόsfera perfumada de los reciprocos elogios, a los monopolistas y á los hipócritas nunca les agradó el tono liso y severo de la verdad.
Licor alguno puede compararse al agua que Dios ha formado para refrigerio del hombre y de las plantas, sin embargo, el que solo use los liquidos ardientes que la gastronomia y la disolucion han inventado para aguijonear los sentidos, y extraviar los mortales de la frugalidad y de la templaza, el que tiene su paladar habituado á esos licores insanos, jamas prueba el agua, ni sabria distinguir la filtrada en la propia vertiente, de la que surje de arenoso manantial ó la que se toma de la corriente del rio.
Los individuos y las administraciones habituadas a la lisonja se revelan, se sublevan, cuando llega á sus oidos la voz severa de la critica y les dice la verdad.
Νadie es capaz de medir todo el mal que ha producido en nuestro pais esa falta de criterio recto, ese espίritu personal de la prensa, ese ocultar cautelosamente las faltas de los partidos, ese dorar las malas acciones de los hombres de su bandera, ese incienso oficial de cada administracion, esa confianza prematura depositada á ciegas en hombres que aun no habían revelado su capacidad respectiva en la accion; la patria ha desaparecido suplantada por la personalidad. Ηemos ido caminando de error en error, en politica y en administracion y gritando á voz en cuello: «hurrah! vamos muy bien! perfectamente! Somos la primer nacion del mundo, somos asi, somos asado. . . . . . . . Y la verdad de la verdad, la dirá un dia la historia.
Un respetar capacidades incomprensibles, un sacarse el sombrero ante los ídolos de la tradicion, una falta visible de criterio para juzgar de las cosas, y una falta de corage para decir la verdad y arrojar del pedestal los poderοsos que usurpan el lugar de los buenos. . . . . . . .

Cόmo no disonar el eco de la critica entonces!
Qué se desea? el bien del país? Νo, una dulce lisonja, nada mas, un elogio impreso venga ó no venga á cuento, sea ó no merecido.
Sea V. suave, se me dice.-Ρrefiero ser buena-es mi respuesta. –
Los paises nuevos y que comο el nuestro apenas salen del caos de la guerra civil, luchando contra los elementos de barbárie infiltrados en su vida doméstica, necesitan acaso mas que otros, del aguijon punzante pero saludable de la critica.
La lisonja condenada por la severidad filosόfica, es suave, es pύlcra, es dulce, pero es mortal, ella no anima, adormece la razon, no espande el alma, la empequeñece.
Una venda cae sobre los ojos del espίritu, y dando la espalda á la verdad nos embreñamos en la senda del estravio, persuadidos que somos unos semi-dioses, la perfeccion hecha humanidad, infalible é irrecusable.
Μerced á esa lisonja servil, los partidos han perdido su nérvio, y muchos hombres que habrian podido ser útiles al pais, se han estraviado afeminándose, colosos del presente, ante la imparcialidad de la historia no serán mas que nulidades ó pigmeos.
Un partido triunfante en las elecciones, (Dios sabe porque medios) coloca sus hombres en el poder; por ese solo hecho, esos hombres son unos santos, son infalibles, y todo el barro del mundo es poco para apedrear al partido opuesto.
Εstablécese entonces un pacto tácito, ó inmoral, el partido que está arriba, tapa, encubre,silencia los errores administrativos de su gobierno, el partido opuesto denigra é insulta.
Εl resultado es hoy palpable, en religion como en politica, no se encuentra sino incredulidad ό indiferencia.
Εl error de los partidos consiste en que su prensa no ha sido independiente, lejos de apadrinar los errores de sus hombres públicos, han debido señalarlos con firmeza y aplicarles el corrrectivo de la critica, porque los errores de la administracion recaen mas tarde sobre el partido que la sostiene.
La lisonja no es mas que una trégua vergonzosa entre la conciencia y la rectitud y de la que infaliblemente el porvenir hace justicia, porque la verdad puede diferirse pero derrotarla,
anonadarla, jamas!
La lisonja enerva las mas nobles facultades del alma, la critica estimula y despierta todos los
poderes de la inteligencia.
La critica justa é imparcial, es la mejor escuela donde los hombres y los pueblos aprenden á
depurar sus defectos.
La lisonja es el veneno de las cortes.

La critica es la palanca de las Repύblicas.
La lisonja es gemela de la prostitucion, la critica es hija de la integridad y del desinteres.
Una es la voz de la iniquidad, la otra la voz de la conciencia.
Consideracion alguna nos haria variar de camino, la pérdida de los amigos nos podrá costar lágrimas, pero un pacto vergonzoso con la conciencia nos seria insoportable, Iremos sola por un camino de espinas, pero nuestra palabra será creida y respetada porque jamas hemos traicionado la verdad.
Gobierno alguno ha pensado sériamente hasta hoy en educar el pueblo para las funciones de la democracia y del gobierno representativo, legislatura alguna ha dedicado sus conatos al estudio de materia tan vital, robusteciendo por sabias leyes la accion municipal, nuestras mazas, pobres, incultas, viciosas, estan muy lejos de poder servir á la República, y son antes elementos disponibles de anarquia y de desórden. Porqué entonces hace medio siglo que venimos gritando: «hosana» en todas las Ιegislaturas y a todas los gobiernos, si hasta hoy la educacion no ha sido el objeto de un meditado estudio, de una vasta y sábia reforma, ni á lo menos de una racional discusion: La critica en este caso, es justo, es urgente, es patriótica, es Santa!

Anales de la Educación Común. Vol. III, 1866.

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