Buenos Aires 17 de Setiembre de 1872.
Aprovecho la salida del AIps directamente para New York i comienzo a poner en orden mis materiales para el correo de este mes.
Después de siniestros rumores sobre el vapor Leguizamon, un telegrama de Salta nos hace saber que llegó a la Colonia Rivadavia i que su demora ha tenido por causa una descompostura en la máquina. Yo sigo estos viajes de esploracion con tanto mayor interes, cuanto que, no solo la navegación del Vermejo está llamada a resolver uno de los problemas de viabilidad pronta i fácil, sino que desde la conquista estos suelos no han vuelto a ser es plorados. La política guerrera ha llenado con el estridor de sus armas los ámbitos de este estenso país, i recien hoi que el silvato de la locomotora empieza a interrumpir el silencio del desierto, vamos cayendo en cuenta que la incógnita a despejar para el afianzamiento de las instituciones, es la paz; i el mejor medio de tornarla efectiva, es que los pueblos alcancen aquella suma de bienestar, de que es el antípoda eterno, la guerra civil; mientras que el comercio, la industria i el trabajo santo, es la solución del problema. Necesitamos pues, esplorar los ríos, estudiar nuestra jeografía, enumerar las fuerzas productoras del clima combinado con la naturaleza del terreno, i comprender para lo que somos aptos. Hai un folleto publicado sobre el viaje del ‘‘Sol Arjentino” pero no habiéndolo leído, nada puedo decirles sobre su mérito científico.
Otro folleto mui interesante que he leído ha visto la luz, aunque parece haber pasado desapercibido. Ese escrito a que me refiero se titula “Movimiento de la Educación en la República Arjentina.” En él, a la vez que se constata el interés que los pueblos del interior de la república, prestan a la educación pública, se comprueba con cifras i hechos desconsoladores el desquicio en que se halla en esta ciudad i provincia de Buenos Aires, ramo tan vital de la administración.
Es indudable que el presidente Sarmiento, cuando jefe del departamento de escuelas, echó los cimientos de un sistema de educación pública; mas apenas los sucesos políticos lo arrancaron de aquella oficina, el edificio se derrumbó como por otra parte lo preveía yo i se lo dije en esa época con estas testuales palabras “Si V. se va, se nos vienen abajo los andamios.” Doce años ha estado mudo el Departamento de Escuelas, i cuando el intelijente Dr. Costa después de ese lapso de tiempo, ha pasado un informe jeneral que puede clasificarse como el 4° informe del Departamento de Escuelas desde 1860, ha sido para arrojarnos la tremenda suma de CIEN MIL NIÑOS creciendo en la barbarie!
El asunto es algo serio; sin embargo solo dos voces se han alzado en toda la provincia para dar el alarma: “los Anales de la Educación” i el folleto “Movimiento de la Educación en la República Arjentina.” Dos voces roncas, apagadas por el ruido de los tranways!
El retroceso intelectual de esta provincia, que tanto progresa materialmente, data desde el recrudecimiento del fanatismo, desde 1862. Toda la juventud perteneciente a la riqueza del país, se educa en los colejios relijiosos de los jesuítas i de las hermanas de la caridad, primas hermanas de los primeros. La división de las clases es hoi tan distinta que no hai medio de equivocarse; la escuela del Estado, desaliñada i tan pobre de aparatos escolares, que no enseña mas que a leer, trazar letras (porque escribir no es) i algo de aritmética. Esa es la preparación de los electores, que jamás podrán ser elejibles por su turno.
Los pueblos tienen también sus momentos de aberración i creo que esta provincia pasa por uno de ellos; ni puede esplicarse de otra manera este recrudecimiento de fanatismo i su consecuente retroceso a la barbarie.
Con todo, últimamente ha sucedido algo raro. Don Mariano Miró, caballero acaudalado de esta ciudad, ha muerto, dejando la fundación de una escuela con el fondo suficiente a su sosten, i encargando a su esposa la ejecución de esa su postrer voluntad. Según tengo entendido, será una escuela para pobres. Dios haya recibido en su seno el alma del hombre benéfico que ha legado el pan del alma para tanto niño desheredado, que pasará por aquellas aulas! El edificio es una imitación de cierta escuela que los dos esposos habían visto en Berlín; si su plan de estudios, tiene el mismo orijen, cabrá aquí repetir aquellos versos que alguien compuso en años mas propicios para la educación en esta ciudad:
Dios bendiga las almas piadosas
Que protejen al niño indijente
I que graban temprano en su mente
Los preceptos de sana moral.
Esta escuela deberia llamarse “Escuela Miró” porque su memoria debe no solo perpetuarse entre los buenos, sino servir de ejemplo a muchos, que hacen tan mal uso de su fortuna, cuando podrían hacer tanto bien a la humanidad. Sin embargo de ser una acción tan noble como rara, ha pasado desapercibida, sin que a nadie se le haya ocurrido mencionarla. Es una injusticia que me apresuro en cuanto cabe en mi esfera a reparar, haciendo repercutir en la ribera opuesta del Atlántico, el nombre de D. Mariano Miró, como el de uno de los pocos bienhechores de la educación en la ciudad de Buenos Aires.
Los temores de guerra con el Brasil se alejan, nostante la militarización del imperio, que parece prepararse a seguir las huellas de la Prusia; (sin Bismark que dirija su política.) Nada se dice de la misión Mitre, sino que todo se arreglará bien. Nadie se preocupa tampoco con este asunto que al principio puso en ebullición a los espíritus guerreros. Me parecen asunto de bolsa las apreciaciones esajeradas que suelen correr, algo de chismografía belica. “El imperio se arma” (dicen aquí.) “La República Arjentina se arma,” (dicen allá.) El emperador del Brasil como el secretario Sarmiento son hombres harto ilustrados para zanjar a cañonazos lo que es del dominio del derecho público de las naciones.
El Congreso ha concedido al ministro Avellaneda el establecimiento de la primera oficina de observaciones meteorolójicas en la República Arjentina. Es una gran conquista sobre la indiferencia que ha imperado tan largo tiempo con respecto a las ciencias de observación. El ha conseguido también para Córdoba un departamento de ciencias esactas i de observación, es decir que allí donde impera mas crudo el fanatismo lleva las conquistas de la vida moderna; i es preciso no olvidar que Córdoba cuenta ya con un observatorio astronómico, dirijido por Mr. Gould.
El Dr. Avellaneda no cuenta sino 34 años de edad, su vida tiene capítulos bien lúgubres, o antes su primer infancia, por que su padre D. Marcos Avellaneda, doctor en leyes como él, fué uno de los martires mas ilustres de la pasada tiranía de Rosas. Me ha prometido su retrato i enviaré a V. una cópia con sus rasgos biográficos para que vea la manera como se desempeña en su ministerio merece realmente que sea colocado entre nuestros hombres públicos mas conspicuos. La voz publica lo designa hoi como candidato a la futura presidencia de la república.
JUANA MANSO
Correo del Plata, La Ilustración Americana, New York, Noviembre 30, 1872.