Mi buen amigo:
es en mi poder su carta fda. 24 de diciembre y la carta-orden que la acompaña de la casa Lavallol e hijos sobre la de Echegaray de esta plaza, en la importancia (sic) de ocho onzas de oro selladas destinadas a mi pasaje y al de mi familia. Como ha dicho Bonald los sentimientos se sienten, no se pintan con palabras; si Vd. hubiera podido verme en ese momento, con mis dos hijitas abrazadas de mi y llorando las tres, tal vez comprendería entonces todo el precio de su bella acción. Dejemos esto al dominio de la conciencia, yo agradezco en primer lugar a Dios y después a mis amigos que no me reniegan en mi infortunio […]. Le agradezco el cuidado que ya toma por mi bagaje y me aprovecharé de su oferta porque juzgo que no nadaré en la abundancia a mi llegada.
He vivido durante tres años y medio entre el insulto y la miseria, entre la resignación cristiana y las compensaciones de consideración social que el mundo da muchas veces sin pedirla por un espíritu de justicia; […] me pongo en las manos de la Providencia y en las de Vd y en las de Mitre, sean mis hermanos, con tanto que yo tenga en qué ganar el pan de mi familia sin ser pesada a nadie y gozando de la consideración y del respeto que son los alimentos del alma.
Carta fechada en Rio de Janeiro el 7 de enero de 1859. En el legajo José Mármol (7637), Archivo General de la Nación, Buenos Aires. (Citada en Las formas del exilio. Apuntes para una biografía de Juana Manso de Margarita Pierini)