Buenos Aires, Mayo 3 de 1867.
Al Sr. D. Domingo F. Sarmiento.
Quiero consignar en los « Anales » mis trabajos sobre Bibliotecas Populares encomendados por Vd. en una de sus cartas: si le escribiese por el Paquete, irian mis palabras á recargar las sombras que enlutan su corazon todavia; en los «Anales», le llegará mas tarde esta nueva decepcion, que para mí no lo es, porque nada espero hace mucho tiempo, y si prosigo en mi tarea de Sisifo, es porque la vida debe tener un fin útil; yo empleo la mia como el lote que me ha cabido, contenta por que lleno un deber y resignada con la esperanza de la justicia póstuma.
Despues que recibí aquella su carta á que vengo haciendo referencia, me diriji por primero á San José de Flores, eligiendo el 0este como el trayecto que debia recorrer la idea.
0ficié al Juez de Paz, solicitando una sesion en la Municipalidad; hablé con varios vecinos influyentes de la localidad y como siempre, no faltaron ni promesas ni palabras.
Señalé el 1o de Agosto, para la reunion, fuí y me encontré en taperas. Nuevo oficio al Juez de Paz advirtiendo que volveria el 15 del mismo mes. Vino el Juez de Paz á mi casa á decirme que los caminos estaban muy malos por causa de las lluvias que me avisarian. Hasta la fecha estoy esperando el aviso.
Llegaba Setiembre, y la inauguracion de la vía férrea á Chivilcoy, me resolví á comenzar por aquel pueblo. Efectivamente con harto trabajo pude llegar hasta allí, nadie sabia lo que me llevaba, de modo que no pudieron trabajar en contra. Consegui que la planteacion de la Biblioteca y la lectura pública á beneficio de sus primeros gastos de instalacion, fuesen comprendidas entre las festividades de la ocasion.
Habia llevado su libro Las Escuelas y casi toda mi pequeña Biblioteca particular que envié despues. Existen hoy 400 volúmenes, porque he pedido mas que un ciego.
En Diciembre del pasado año intenté y aun llegué á anunciar una segunda lectura para beneficio de los fondos de la Biblioteca, pero se adelantó Mr. Hermann á trabajar sus escamotages y les escamoteó 17,000 pesos que yo codicié en vano para la Biblioteca.
Determiné ir en Abril… Apenas llego, me encuentro con que será preciso ceder la mitad del producto para el Club higiénico de San Nicolás. Yo sola habria resistido, pero desde que la propia comision de la Biblioteca accedia, qué hacer? Resignarse á posponer siempre la educacion.
Hubo bastante concurrencia, fuí muy aplaudida, no habia en vista otra diversion, me habian cercenado el producto de la primera, proyecté otra funcion. Los artistas que debian ayudarme exigieron la 3ra parte. Qué hacer? Valía mas algo que nada.
Mi primer lectura fué sobre Escuelas Comunes, la segunda no teniendo tiempo para escribir otra, por variar un poco el tema, elegí un drama original mio, Rosas.
El sábado por la mañana, supe que se trabajaba abiertamente contra la lectura á pretexto que una compañía dramática allí presente en el momento, habia prometido una funcion á beneficio de los fondos de la Biblioteca. Entonces escribí al empresario de la dicha compañía,
exigiendo que me declarase por motivos, particulares mios, si en el curso de sus tareas daría el beneficio en cuestion. Respondióme que habia sido interrogado si daría una funcion para objetos de beneficencia y habia contestado que daría una parte. No se designaba la clase de objeto; por otra parte ahi tiene vd. incluida la instruccion en los objetos de caridad pública!
Con la respuesta del Empresario me dirigí á la Comision de la Biblioteca encabezada por el Sr. D. Manuel Villarino, diciéndoles que si se dudaba del éxito de la lectura, yo por mi parte no tenia empeño en lucir mis habilidades; que si no querian que los recursos de la Biblioteca
viniesen por mi mano, no insistiría tampoco en ofrecerlos, ni pecuniarios ni en colecciones de libros. La Comision me contestó verbalmente por su Secretario que la lectura tendría lugar.
No se enviaron los billetes como es costumbre y la entrada de puerta dió 1,435 pesos.
Se habian introducido personas sin entrada, que apenas comencé á leer, principiaron á pifiarme; yo suspendí y les hice presente que los que no quisieren oir no eran obligados á permanecer allí, que yo no ponia nada en mi bolsillo y venia solo á trabajar por el bien de la localidad.
Fuí invitada á continuar por algunas personas y la tranquilidad se restableció.
Con todo, la barra impaga, no estaba tranquila, y breve tomaron el partido de apedrear por fuera el edificio cuyas paredes y techos son de fierro. Era preciso terminar y lo hice despidiéndome por largo tiempo de aquel pueblo cuyo vecindario no culpaba sin embargo del desacato cometido. He sabido despues que unos han dicho « Si queremos biblioteca no necesitamos que la Sra. Manso nos la dé. Otros han dicho: ¿por qué veinte ó treinta vecinos
del pueblo hemos de costear biblioteca para diez ó doce mil vecinos que tiene este partido?
Realmente si así hubiesen pensado los Padres peregrinos que fundaron la Nueva Inglaterra, la gran República del Norte no existiria hoy. 0tros dicen que predico en mis lecturas la inmoralidad!
No hay pues, ni la posibilidad de hacer el bien! Si yo tuviese un pedestal de oro pero pobre como soy y sola, es fácil echarme asafétida en la ropa y hacerme una ovacion de cascotazos!
Para esplorar la opinion creo suficiente lo hecho hasta aqui, es necesario esperar otros tiempos. No hay sino un modo de ir adelante, la iniciativa de la autoridad.
No necesito señalar á su penetracion cuáles son los obstáculos á la difusion de la enseñanza; se quiere el país sumido en la ignorancia para dominarlo mejor. Sabe vd. cuantos ciudadanos se han presentado este año en la ciudad de Buenos Aires á inscribirse en el Registro Civico para tener el derecho de depositar su voto en la urna electoral? 1133 votantes, de los que solo 573 saben leer, ó antes representan el núcleo aristocrático de esta sociedad, el resto son peones y operarios iletrados. Son ceros para disfrazar el escándalo
de los 500 votantes en una ciudad de 200,000 almas! Si pudieramos obtener igual estadística de las demas Provincias y de los pueblos de la campaña, mas hondo se nos presentaría el abismo á que la oligarquía arrastra este país.
La sola educacion de las ideas, es una obra casi superior á las fuer zas humanas, es preciso escribir una ciencia nueva como Vico ahora tres siglos, para otros tres siglos futuros! No me crea V. pusilanime, no me falta el valor; pero la propia Biblia, contiene aquellas instrucciones del Cristo á sus discipulos sobre sacudir el polvo de sus sandalias, de los lugares donde se
negasen á oirlos.
Debo esponerme á que me echen vitriolo en los ojos ó me dilapiden á cascotazos, porque les digo que hagan escuelas para educar los niños? y fundo Bibliotecas?
Mi amigo D. Juan Bautista Cuneo me escribió desde Brescia (en Italia) el año pasado felicitándome por mis lecturas, él sabe que es el medio mas directo de llegar al corazon y á la mente de las masas; no he tenido ánimo de contestarle! Qué voy á decirle? que me echan asafétida en la ropa? que me dán el salon peor de la Catedral al Norte y antes de comenzar
una conferencia sobre la Reforma Religiosa en Europa, se me dá con aire misterioso una carta oficiosa, en que se me suplica el silencio sobre materias religiosas, anunciándome allí la aparicion de un sacerdote para coartarme la palabra y delatarme al Obispo por hereje?Es una
heregía la historia?
Le diré que un populacho grosero soportando el frio venía á apiñarse á las ventanas para proferir obsenidades dirigidas á las damas que asistian á mis lecturas, porque se les hace un delito en las mugeres hasta que deseen ilustrarse, y peor que delito es ridiculo todavia en nuestro país que la muger haga uso de su inteligencia; voy á decirle esto tambien? Le diré que
allí donde existe una, Biblioteca fundada por mi ha ter minado á ladrillazos contra las paredes del edificio, una lectura cuyo producto era destinado á esa misma Biblioteca? No fué el vecindario; pero el hecho ha quedado impune, porque la autoridad local no ha sabido que era un riguroso deber suyo descubrir los autores del atentado y castigarlos, no solo en nombre de
la moral pública ultrajada torpemente, sino como desafrenta de aquel pueblo. Pero entre nosotros la autoridad no se entromete sino cuando es solicitada.
No he tenido ánimo de contestar al Sr. Cuneo porque no sé que decirle. Con cuanto placer haria este invierno una série de lecturas de su magnifico libro “Las Escuelas”, pero francamente sin ser medrosa, creo que hay temeridad en esponer el pellejo sin resultado inmediato ó lejano. Oyen, oyen, no hacen mas que oir, el interior no se les cambia un ápice!
Esperaré que vuelva V. algun dia á su país, y si V. llega á poder hacer por su pais, lo que este pobre mártir necesita de su esperiencia y de sus luces, volveremos á la brecha, donde he permanecido impertérrita y sola por el espacio de cinco años. Mi baluarte es « La Tribuna»; desde sus columnas he dicho sendas verdades y al fin la parte editorial pide hoy educacion
comun.
Pero no es sola “La Tribuna”, el asunto de Escuelas comienza á ser una conversacion de moda, algo es algo dice el adagio; peor es nada, ya estuvo peor que hoy el asunto. Con tal que acojan la idea, aun que rechacen mi personalidad, por el momento poco importa, ese ha sido el dote
de todos los apostolados en paises en elaboracion de civilizarse como el nuestro. La ingratitud me encuentra impasible, estoy reconciliada con ella hace tiempo. Empleo mi vida útilmente y procuro pagar mi deuda para con Dios y con la patria, así adelante y adelante! Terminaré pues el asunto Bibliotecas con un rasgo Yankee. El producto apurado ha sido colocado en el Banco de la Provincia bajo las siguientes condiciones:
DEPÓSITO JUANA MANSO inviolable, á la órden de la Municipalidad de Chivilcoy, para el propósito de construir un edificio para Biblioteca en tiempo oportuno. Como los municipios no se disuelven, en caso de suceder eso con la Sociedad que no está radicada, el dinero no se perderá. Herman, como le dije, sacó 17,000 pesos m/c: yo he apurado 2,405 pesos m/c . Esto
es lójico y elocuente.
Su afectísima— JUANA MANSO.