La redacción de los Anales de la Educación ha sido favorecida con una colección de la AMÉRICA, periódico que se publica en castellano, desde el 1° de Mayo de este año en New York, colaborado por sud-americanos de todos los Estados de este continente, y destinado para servir de vínculo y hogar al pensamiento sud-americano.
Redactado con altura, la AMÉRICA, el núcleo de inteligencias que la alimenta puede decirse que es la primera liga formada contra el aislamiento y la ignorancia de estas regiones. Sus tendencias son unionistas, contando entre sus paladines muy aventajados escritores, ecuatorianos, mejicanos, cubanos, como los señores Arosemena, Cespedes, Sierra y otras claras inteligencias.
Hacemos muy íntimos votos, para que la AMÉRICA circule profusamente en todo nuestro continente, recibiendo en todas partes la acojida que ella se merece. Por hoy como una muestra del mérito de sus escritos, transcribimos la bellísima composición poética del Sr. Justo Sierra, poeta mejicano, y que como su título lo indica, fué escrita y recitada al inaugurarse la Biblioteca del Pueblo en Méjico.
Campean en estos armoniosos versos, una frescura de ideas, una valentía de imájenes, una orijinalidad y delicadeza de conceptos que revelan en su autor un hombre á la altura de su siglo y de las esperanzas de esta vasta porción de la especie humana pugnando hoy por rasgar las tinieblas que la envuelven y rescatarse del cautiverio de la ignorancia y del pecado de su barbarie, reliquia funesta de la conquista.
La necesidad de las Bibliotecas Populares se hace sentir aquí como en Méjico, como en todas partes donde la luz viene irradiando sobre el horizonte del porvenir con promesas de amor y de bienestar que la Independencia no ha realizado, porque las instituciones de la edad media, como raíces de árboles tronchados por la tempestad, cuajan el suelo impidiendo á los labradores la sementera; y sin estraer esas raices no es posible que la semilla de la libertad fructifique.
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Este es el poema que menciona
EN LA INAUGURACION DE LA BIBLIOTECA DEL PUEBLO
EN MÉJICO.
Vuele la estrofa, del tendido llano
Hasta el nido del águila en el monte,
Y alce el sol mejicano
Su orbe de oro en el trémulo horizonte:
Vuele en alas del épico delirio
La estrofa de tus triunfos, patria mia;
Hoy se ilumina, oh madre, tu martirio
Y tu dolor ardiente.
Hoy se condensa el día
En diadema de luz sobre tu frente.
Hoy te despierta con sereno arrullo
De tus hijos, oh Méjico, el acento,
Y desplega el Señor sobre tu orgullo
El palio de zafir del firmamento;
Grano de incienso es hoy en tus altares
Un mundo, el pensamiento;
Hé aquí su Partenon, hé aquí los lares
Del alma intelijencia:
Ella venció también con la victoria
Por la que el plectro de los triunfos vibro. .
Y basta á tu conciencia y á tu gloría,
Oh mi patria inmortal, un sol y un libro.
El libro es, pueblo, el pedestal eterno
Dó el porvenir se asienta,
Rayo de blanca luz que brotó un dia
Del opaco mirar de la tormenta.
Ejida de los libres, el tirano
Estremecido de pavor le nombra,
Flor inmortal que desató su broche
Cuando el mundo arropado en honda noche.
Ciego jiraba en su órbita de sombra.
Allí donde la vida es fiebre intensa,
Allí donde el deleite es agonía,
Allí el libro nació: alba radiante
De la primera historia,
Album tendida entre la estepa inmensa,
Bosquejo primitivo de la gloria,
Donde aún la ciencia su poder ensaya,
Guarda del hombre-niño los cantares,
Y con la eterna voz del Himalaya
El rumor infinito de los mares.
Mas alla, bajo el sol del Occidente
En la tierra israelita,
Tuvo el libro otra hoja,
Que de la India á la página bendita
La inspiración unió del hombre ardiente
Que se llamó profeta, del vidente
Que derramaba estrofas inmortales
Del revuelto Jordán en las riberas.
Cantos que el tiempo despertara un dia
A los piés de las bíblicas palmeras,
Écos que el mundo recojió en la orgía,
Y al borde del abismo
Repitiera iracundo el lábio humano,
Cuando el gran funeral del paganismo
En el martirio salmodió el cristiano.
Después sobre las hojas de la Biblia
El sacerdocio proyectó su sombra….
De su propio pensar borró las huellas
El génio de los hombres, torpe y ciego,
Concluyendo con páginas de fuego
Lo que empezára en silabas de estrellas..,.
La muerte iba á venir….tolo temblaba….
Pero surjió en el norte
La luz que alumbró en torno á la tormenta.
En medio del silencio, Dios hablaba.
En medio del silencio habló la imprenta,
Salvando el firmamento:
Como vuelan al nido los cóndores,
Voló al disco del sol el pensamiento.
Disiparon sus rayos la honda noche’
Del castillo feudal, bañó la hoguera
De Juan de Huss con su fulgor divino,
Y tras él bosquejó con mano austera
Las sombras de Lutero y de Calvino.
El mundo desprendióse
Del libro de Moisés, álveo gigante
Dó la ignorancia audaz lo detenia,
Y rodó como un globo de diamante,
Y abrióse ante él la eternidad sombría;
El hombre despertaba….no le aterra
Del mar revuelto el poderoso tumbo,
Y cuando grita “libertad” la tierra,
La nave de Colon encuentra rumbo.
Llega el libro al hogar y el pueblo nace,
La mano venerada
Un noble anciano sobre el libro tiende,
Y la fé que fulgura en su mirada,
¡Patria! en tu noche un sol, tu sol enciende..
Instruir, redimir, hé aquí el emblema
Que tu bandera llevará al futuro;
La ignorancia es del hombre el anatema;
El saber, es ser libre. Que el destino
Haga por fin brillar en tu camino
El escelso Tabor tras el Calvario,
El preceptor en vez del carcelero,
En vez del cetro el mazo del obrero,
Y en el ara de Dios el silabario.
Y tú, raza de héroes, que al Océano
Arrancaste sus médanos de arena
Para alzar tu pendón republicano,
Estrellando en los mares tu cadena,
Guante de guerra que tu golfo moja
En el rumbo sangriento del pirata,
Terror del retroceso,
Alza en los aires tu bandera roja,
Que fué un dia la aurora del progreso,
Y marcha al porvenir; haz de tus lares
Númenes de la paz, la escuela sea
Del futuro, del niño en los altares
La antorcha del derecho y de la idea…
Abre, pueblo, tu alma,
Á la luz de la santa intelijencia,
Y el sol de la victoria
Que hoy en fulgores coronó tu frente
Llevado por el ángel de la gloria,
Ni hallará nubes… ni tendrá poniente.
JUSTO SIERRA
MESA DEL EDITOR. ANALES DE LA EDUCACION COMUN VOLUMEN X. — OCTUBRE DE 1871. — NUM. 3. LEER COMPLETA AQUI