Á los maestros, prólogo de Juana Manso al Curso Graduado de Instrucción en las Escuelas Públicas de Chicago,1869

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Ninguno de los Manuales de Instrucción Pública vertidos o escritos en castellano ha llenado hasta el presente las necesidades de la enseñanza. Ninguna idea fija del orden sistemado, que debe guardarse en el escalonamiento y eslabonamiento de los conocimientos elementales, ha sido puesta hasta el presente en detallados relieves que demuestren matemáticamente la necesidad de graduar la enseñanza, ajustándola al desarrollo progresivo de las tiernas facultades del niño.

El presente manual con una claridad sin precedente en esta clase de libros, (donde se han amontonado porción de teorías obscuras) demuestra y enseña cómo se puede graduar y conducir la enseñanza, tornándola no solo amena y substancial, sino atractiva a punto de poner en efervescencia el espíritu de investigación de que Dios ha dotado a la humanidad para sus vastos fines. Las escuelas deben graduarse y cuando la parsimonia y la indiferencia de los gobiernos las abandone, los maestros deben hacer cuanto de ellos dependa y con los elementos a su alcance para obrar en acuerdo de la ciencia.

Convendrá pues, dividir las escuelas en diez círculos que contenga cada uno el grado que se marca en este manual. Para obviar dificultades sobre la elección de los libros apropiados a cada grado, creo que se pueden salvar así.

LIBROS QUE PUEDEN USARSE EN CADA UNO DE LOS GRADOS

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GRADO DECIMO

Abecedarios murales y cartones con letras. (El coste es mínimo, el gobierno no lo negaría, también pueden construirse a mano). En todo caso no olvide el maestro que el uso de la pizarra grande es el factotum de su escuela.

Contar: Faltando un marco numérico úsense granos de maíz, porotos, etc.

Dibujo: Formas simples imitadas de la pizarras de Holbrooks. – Se ensaya imitar las letras de molde y escribir números árabes hasta 20. –Canto.

GRADO NOVENO

Repaso del abecedario (mayúsculo y minúsculo, el niño debe conocer ambos y estar apto, pidiéndole una letra a formarla en su pizarra)

Tablas de Silabeo—Silabario argentino de Wilde. Libro primario de Mendeville hasta la mitad. Para las lecciones orales es indispensable que acompañen los objetos. En este grado se introducen los cartones de Coé (Libreria de Roa—Florida 73) Canto.

GRADO OCTAVO

Repaso y conclusión del libro 1º del Dr. Mendeville—Ejercicios de deletreo en este libro y en el Silabario de Wilde. Ejercicios de Aritmética con Perkins. –

GRADO SÉPTIMO

Libro2º del Dr. Mendeville hasta la mitad-Ejercicios de deletreo en este y en el silabario de Wilde. Planas en pizarra. Perkins continuado. Cartones de dibujo de Coé. Números romanos—Los árabes han venido de grado en grado extendiéndose.

SEXTO GRADO

Libro 2º  de Mendeville completo y repasado—Silabario de Wilde— Planas en pizarra—(Si Mantilla está aquí ya puede introducirse el primer libro) etc. etc.

GRAD0 QUINTO

Libro 3º de Mendeville hasta la mitad—Silabario de Wilde, Caligrafía en papel. Primer libro de Geografía—Smith? Mitchell? Sí, traducido, o Cornell, etc.

CUARTO GRADO

Conclusión y repaso del libro 3º de Mendeville. Silabario Argentino. Caligrafia Curso, Adler? Payson, Dunton etc. Libro 2º de Mantilla.— Aritmética de Grand. (está traducida—Roa) Geografia continuada, Perkins, etc.

GRADO TERCERO

Bufon de los niños, Robinson, Crosué—Silabario Argentino, Caligrafía etc. Grand en Aritmética, continuado—Gramática—Geografía Libro 2º etc. Dictación—Repaso del 2º de Mantilla.

SEGUNDO GRAD0

Compendio de Historia Argentina. Silabario Argentino. Ejercicios miscelaneos en deletreo. Caligrafía continuada-Dictación Libro 3º de Mantilla.

GRADO PRIMERO

Historia de los Estados Unidos—Ejercicios en silabeo-Caligrafía Dictación—Repaso de la Aritmética de Grand. Repaso del 2º Libro de Geografía. Repaso de Gramática. Repaso de la Historia Argentina. Dibujo, etc. etc.

Los libros de referencia para ayudar los estudios mayores, no existen en español, como no existen tampoco las bibliotecas escolares. Las lecciones de moral pueden darse con el texto de la Instrucción Moral y Religiosa ya traducido, y la instrucción sobre los modales por el Manual de Carreño; bien entendido esto solo del quinto grado en adelante.

Lo mejor sobre este importante objeto, es acostumbrar a los niños a que sean honestos en la escuela y á que tengan modales cultos aprendiéndolos del profesor, que es su natural modelo. En este manual no se habla de Catecismo porque en los nuevos Estados del Oeste está eliminado de las Escuelas; entre nosotros donde aún subsiste, solo debe introducirse en el tercer grado conjuntamente con la gramática. Antes de eso, bastará enseñar oralmente el Padre nuestro, el Credo, los Mandamientos de la Ley de Dios y las Obras de Misericordia. El término medio de un grado se calcula en seis meses y así al fin de cinco años un alumno que entrase a los 7 estaría muy convenientemente preparado a los 12 años. En el caso de ingresar a un Colegio Nacional o a la Universidad llevaría los precisos elementos para la instrucción superior, y en el caso de entrar a ejercer algún pequeño empleo por la indigencia de su familia, llevaría igualmente elementos que en todo tiempo podría ensanchar por la lectura, para su propio solaz y aun mejor capacidad para labrar su bien estar.

Los cantos, los ejercicios físicos son de una importancia trascendental y no debe prescindirse de ellos de modo alguno. La composición cuya práctica comienza en el segundo grado, debe no obstante principiar por frases y oraciones. Los resúmenes escritos de una lección que se ha leído ayudan sobre manera. Para esto, desde el principio del curso debe el maestro explicar a los niños cada palabra nueva; en la lectura es menester que el niño comprenda lo que lee, la palabra que deletrea, lo que quiere decir; nunca debe repetir sin comprender, asi debesele preguntar con cada palabra nueva y explicársela hasta que sepa lo que es:—el vocabulario de los niños es corto y amoldado a sus facultades.

Para la recitación o declamación hasta el 2º grado deben bastar las fábulas y ya en el 1º grado deben hacerse aprender versos, composiciones, y aun trozos de excelente prosa, por ejemplo tomando un libro de sesiones del Congreso, el maestro puede entablar la discusión distribuyendo a cada niño aquellos discursos más notables de los oradores más afamados entre nosotros. Una sesión entera en que cada histórico personaje da a los niños una idea precisa de lo que es una Asamblea famaliarizándolos con la oratoria legislativa. Se entiende que este ensayo solo en el primer grado puede tener lugar. Comedias fáciles aprendidas para los premios es un solaz útil e inocente a la vez.

Para la idea de los colores es de absoluta necesidad tener a la vista un mapa de los colores y esto puede fabricarse en casa por el maestro como una colección de cartoncillos en blanco pueden ser pintados por los alumnos si cada uno tiene, bien sea una cajita de pinturas bien una – paletita de cartón con sus competentes pinceles.

Cada escuela debe ser una especie de pequeño museo de curiosidades, o a lo menos ilustraciones para el Curso Oral aquí prescripto muy importante. La idea antigua que las Escuelas eran solo para aprender a leer y escribir y contar, ha caducado ya en el orbe científico; en el mundo moderno la Escuela es la iniciación a la vida social y el taller donde va a modelarse la inteligencia humana para adaptarse más tarde a los elevados fines para que fue formada. La Escuela inicia hoy a todas las ciencias depositando su germen en la mente del niño y creando en él la inquietud de la investigación, y el amor al saber; calidades sin las cuales jamás saldrá del rol pasivo de espectador mudo y ciego y sordo de la magnífica creación que lo convida y lo insta a trabajar para gloria de Dios y suya propia.

Los maestros deben reflexionar que no basta ver para comprender, ni oír para entender.-La percepción es un dote universal del hombre como del bruto, porque es innegable que las bestias perciben los objetos que tienen delante, y aun su instinto les hace evitar el peligro, buscar el alimento que reconocen por el olfato, y fabricarse un nido o una guarida para su prole. Existe pues un instrumentalismo inmaterial, sicológico, que ejercitado sistemáticamente, afilia la inteligencia y la adapta a la pesquisa científica.

El niño pues, bajo estos principios que son inconcusos, percibirá los objetos merced a la percepción natural de que ha sido dotado; si se evoca diestramente su atención, ella se despierta para examinar aquel objeto, y este instinto es tan fuerte en el niño, que él lo induce no solo a quebrar sus juguetes para satisfacer su curiosidad, sino que lo conduce más lejos por el camino de las travesuras. Muy poco esfuerzo, ninguno acaso se necesita para excitar su curiosidad después de percibido el objeto. Percibir, no es distinguir, la atención una vez despierta, observa distingue no solo las propiedades de los objetos, y sus calidades, sino que constata las diferencias entre este y otro objeto presentado a la vez, para enseñar la comparación. La comparación solo actúa por medio del raciocinio, inducido a emitir un fallo más o menos exacto sobre el paralelo establecido. Así por ejemplo, si el maestro presenta primero un pedazo de vidrio, llamará la atención del niño sobre las propiedades de lisura, frieza, dureza y transparencia que caracterizan a este. Un fragmento de algún utensilio de cristal lapidado, traerá la comparación natural que establece la diferencia esencial que este último no es transparente: otro fragmento de cristal tallado en tablón, mostrará un grado menos de transparencia. Hay otra distinción bien conveniente a establecer entre los productos artificiales y los naturales. El vidrio se fabrica, el cristal es una formación natural. Una lección de estas puede ser materia de dos o más lecciones, porque lección alguna puede pasar de media hora con provecho, sin forzar la constante movilidad del niño.

Los objetos escogidos deben ser aquellos mas familiares al niño, por ejemplo en el grado séptimo, los nombres de las diferentes partes del cuerpo humano hasta donde pueden enseñarse al niño. Cuantos hay, gente que envejece y muere sin saber siquiera que con escepcion del dedo pulgar los otros son compuestos de tres falanges cada uno! Y esto que es lo mas fácil! Los objetos del vestuario, aquellos que sirven para la instruccion en la escuela. pizarras, libros, lápices, papel, tinta, etc. No hay otro camino para formar y desenvolver las ideas, sino este; por él tambien va el niño adquiriendo gradualmente un caudal de conocimientos prácticos y provechosos.

No se me oculta la grande dificultad de convencer á los padres que esto no es perder el tiempo sino viceversa aprovecharlo. Los padres y las madres son ignorantes por lo general, puesto que la ignorancia viene condensándose de generacion en generacion, que las mujeres se casan porque dicen que esa es su carrera, y los hombres quien sabe porque se casarán; la familia viene, pero ni la mas simple higiene de los niños se conoce.

Para aprender a leer, toda la dificultad reside en la distincion de las formas, los sonidos se a aprenden mas ligero, con mas facilidad, todos los hemos enseñado sabemos que el niño antes de conocer las letras del abecedario de memoria, y lo mismo sucede con la tabla, va corriendo en el órden cronológico de los resultados, cuando se le hace parar en su carrera con una pregunta distante, se encuentra atado, no sabe. Recitar de memoria pues, no es saber. Entre tanto los padres y madres, se afanan porque el niño aprenda á leer. Su propósito es, dicen, que no se quede porrón, ignorante, pero como ellos y ellas mismas son ignorantes buscan el efecto contrario sin conciencia de lo que desean.

Esta no es mas que una dificultad, el maestro jamas debe transigir con la ignorancia y obedecer solo su conciencia y sus convicciones.

Hay otra dificultad no menor que la apuntada, y esta es el poco tiempo que los niños paran en las escuelas, mudándose sus familias con harta frecuencia de un barrio á otro. En un sistema uniforme de escuelas esto podría neutralizarse; lo que realmente inutiliza los esfuerzos del mejor maestro son las ausencias por semanas enteras del alumno, contra este mal debe el maestro reaccionar con todas sus fuerzas.

He dicho mas arriba que se calcula este curso desde la edad de siete años, contando con una preparación científica anterior de los niños, que no llenan tampoco las susodichas escuelas infantiles que tenemos, puesto que los niños de cuatro y cinco años cursando en ellas, son inmediatamente sometidos á las torturas, de la cartilla, de la plana y de inmovibilidad, copiadas de las cárceles de la inquisición de España y que disimulan los tormentos del agua, del fuego, de la cuerda.

Recibir en vez de niños desarrollados armónicamente, criaturas estropeadas para siempre en su físico y en su comprensión, no deja de ser también una grave dificultad, con todo, acaso método mas humano y conforme á la naturaleza como el aquí descripto y detallado, acaso en mas de un paciente operaria un cambio benéfico, aun cuando los defectos adquiridos de mala pronunciación en la lectura y otros en escritura y falsa nocion aritmética presentasen obstáculos á la paciencia del maestro. En edad tan tierna como los 7 años en que se mudan los primeros dientes, todavía puede enderezarse el arbolito.

Algunos maestros suelen introducir alguna variedad en el monotono programa de nuestras escuelas, para esa innovación preciso es un alcantilado criterio porque la substancia á digerir debe estar en armonía con las fuerzas digestivas del sugeto. Nunca lo abstracto antes de lo concreto. Sin embargo tal es el antiquísimo proceso de la enseñanza de la Aritmética. Los denominados han estado siempre en el 2º plan; mientras Perkins, Quakembos y todos los maestros modernos comienzan por los denominados a la inversa de nosotros.

La nocion Aritmetica debe ser exacta desde sus comienzos –cada unidad desde uno, debe tener á los ojos del niño su equivalente material y cada nocion de espacio desde la línea debe ser lo mismo representada materialmente, por ejemplo dos alfileres y una hebra de hilo es aparato fácil y barato.

Estas dos nociones son fundamentales, y el maestro debe llamar constantemente la atención del alumno sobre la forma universal de todo lo creado donde la geometría ha sido el molde en que Dios ha vaciado su creación desde el planeta hasta la modesta yerba del campo.

Pestalozzi y todos los demás escritores educacionistas están conscientes en que el sentimiento religioso es la base de la educación, la dificultad reside en encontrar el medio de elevar constantemente el corazón a Dios, y no existe otro á la verdad que llamar la atención del niño sobre la creación enseñándolo á respetar la vida bajo sus variadas formas. Una lección de historia natural es preferible á una de catecismo para este objeto.

Cuando se enumeran los beneficios del Creador, el alma del niño se abre de amor á la veneración, cuando muchas veces se cierra por el odio, si v.g., por no traer de memoria su lección de Catecismo recibe una docena de palmetazos ó se lo deja horas enteras de rodillas en cruz con un ladrillo en cada mano, entonces por aquella diamantina de las asociaciones, asociando el Catecismo con Dios considera á ambos como un solo instrumento de suplicio detestándolos juntos. La indiferencia religiosa que tanto mal produce en la sociedad proviene de no cultivar científicamente el sentimiento religioso.

Muy grave es también para el maestro la tarea de formar el carácter moral del niño. Para esto es indispensable cultivar la sinceridad, el niño que se habitúa á la mentira está perdido para siempre.

La educación republicana requiere que el gobierno de la escuela sea la primera preparación del niño ciudadano. El maestro no debe ser un tirano ni menos un complaciente siervo. No hay jueces mas rectos y esclarecidos que los niños para juzgar el proceder de los adultos, no pierda el maestro de vista esto. La autoridad del maestro es como la del padre; él es el poder legislativo de la escuela y los niños están subordinados á esa autoridad como única base de una regular disciplina. Tenga el maestro como base de su conducta la más estricta justicia é imparcialidad, que sus súbditos han de depositar su confianza ciega en él.

Es cierto que el maestro debe esforzarse en inculcar á sus alumnos la idea del gobierno propio, es decir de enseñarle que cada hombre está creado para ser su propio dueño y gobernarse por las leyes del deber y de la razón, y que de la obediencia á esas leyes procederá su tranquilidad y bienestar. Para esto, el maestro debe ser muy escrupuloso en atropellar jamas el derecho del niño, deslindando siempre en todas la ocurrencias de la Escuela los derechos propios y agenos. De aquí vendrá la costumbre de respetarse á si mismo y á los demás.

La autoridad suprema no es la autoridad omnímoda; la primera puede ser natural y procede de la necesidad de guiar á los que no pueden todavía guiarse a sí mismos; una autoridad suprema representa el derecho de todos y está sujeta al control de la razón; una autoridad  omn moda no admite control, es una autoridad artificial que desconoce todos los derechos y obra sin otra guía que el capricho ó la sin razón. Aquí los medios son el terror en vez del respeto, la compresión en vez del órden: la irascibilidad, en vez del castigo razonado.

Para ejercer una autoridad suprema en delegación de los padres, no se requiere ser déspota, toda autoridad es en sí misma una fuerza moral, y el niño lo siente instintivamente; pero á la vez por otro instinto muy hermoso en la humanidad, su corazon que se someterá á la autoridad racional, se rebelará en secreto contra el despotismo. Ni á lo menos sabrá el niño lo que quiere decir autoridad regular, que su corazon instintivamente, respetará una y rechazará la otra. La disciplina escolar pues, si bien requiere en el maestro autoridad suprema, que presupone capacidad legal, nunca será regular si los medios puestos en juego son el despotismo intransigente y el terror.

Para educar niños por el camino que conduce á la libertad en la edad viril tampoco es medio apropiado el terror. El alma no ascenderá jamas á la amplia esfera de la libertad, sino por la expansión constante de los sentimientos y de las ideas; la compresión prepara esclavos pero hombres para la libertad, jamas.

Entre tanto, sin obediencia inteligente, no hay órden, y sin órden no hay regularidad en los estudios y por consiguiente no hay progreso en la Escuela.

Para adaptar este curso de Instrucción seria preciso cambiar el programa de exámenes, ajustándolo á estos nuevos procesos de la enseñanza, y á los grados aquí representados, un programa uniforme para todos seria una monstruosidad.

JUANA MANSO

Prólogo en su traducción del Curso Graduado de Instrucción en las Escuelas Públicas de Chicago, para servir de modelo á las de la República Argentina, Edición de “Los Anales de la Educación”, Buenos Aires, Imprenta Americana, 1869.

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